Llegamos nuevamente al tercer lunes del año, fecha en la que un gran número de medios publican la usual nota en la que aseguran que vivimos el día más triste del año. La base de dicha afirmación es la fórmula de un supuesto científico adscrito a una universidad británica. La verdad es que el origen del “Blue Monday” es tan riguroso como lo es el del “Día de Internet”: pocas personas saben a ciencia cierta de dónde salió, pero igual lo tienen en mente.
En el caso del Blue Monday, se descubrió que se trató más de una movida de relaciones públicas y no de un estudio riguroso, pero el concepto se quedó en el imaginario colectivo. La verdad es que tampoco es tan descabellado. A tres semanas de los festejos de año nuevo, es probable que tengas algún tipo de resaca relacionada con algunos excesos, ya sea de comida, bebida, gastos, o una combinación de lo anterior.
Puede ser que incluso te hayas dejado llevar por la euforia de las festividades para establecer propósitos de año nuevo que ahora lucen inalcanzables. Si ese es el caso, mantén la calma. Hay diferentes consejos para establecer tus propósitos y objetivos con un enfoque pensado en lograrlos en el mediano y largo plazo. Hace algunos días publiqué una entrada en la que detallé cómo puedes hacerlo basándote en tus convicciones y generando nuevos hábitos.
Si después de evaluar tus propósitos te das cuenta que efectivamente son alcanzables en el transcurso del año, pero le perdiste la pista a alguno de ellos, no te preocupes. Al día de hoy no ha transcurrido ni el 5% del año, así que es un buen momento para reflexionar, identificar las inconsistencias y tratar de corregirlas. En la mayoría de los casos, para establecer nuevos hábitos necesitarás nuevos procesos y cada uno de ellos necesitará ajustes de diversa dimensión.
Por otro lado, si te diste cuenta que tus objetivos son pocos realistas, estás a tiempo de hacer las adaptaciones que sean necesarias. No pierdas de vista el núcleo de la idea que te llevó a proponerte algún objetivo, porque esa puede ser tu convicción. Si te cuesta trabajo encontrar con claridad el núcleo de tu intención, puedes tratar usando el “método de los 5 por qué”, que es tan sencillo como suena. Si tienes una idea, pregúntate cinco veces por qué la estás persiguiendo.
Por ejemplo, si tu meta fue ahorrar una cantidad desmesurada de dinero, pero tus gastos comprometidos no te permiten mantener el ritmo, el método de los 5 por qué podría quedar parecido a esto:
- Quiero ahorrar XX,XXX pesos. ¿Por qué?
- Porque quiero pagar mi tarjeta de crédito. ¿Por qué?
- Porque cada quincena pierdo mucho de mi salario en pagarla. ¿Por qué?
- Porque solo pago el mínimo. ¿Por qué?
- Porque es para lo que me alcanza. ¿Por qué?
- Porque no sé planear mis gastos.
De esta forma, tu propósito de ahorrar XX,XXX pesos se puede transformar en aumentar tus conocimientos de finanzas personales. Eventualmente eso hará que, más allá de conseguir el ahorro que inicialmente te habías propuesto, puedas tener una mejor relación con tu dinero. El mismo método se puede aplicar prácticamente a cualquier otro tema.
Puede ser que el Blue Monday sea un invento de la mercadotecnia, pero también podemos usarlo como un momento de reflexión para adaptar nuestra estrategia para enfrentar el año.